Cinéfilos curiosos

miércoles, 20 de enero de 2016

EL HIJO DE SAÚL / SAUL FIA (László Nemes, 2015)

El blog d´El Cinéfilo Ignorante se va pareciendo a la Organización de Naciones Unidas o, en sus jóvenes momentos más dados a la frivolidad, al festival de Eurovisión. Así pues, disculpen ustedes si se da la impresión de que las películas aparecen clasificadas o estigmatizadas por su nacionalidad.

No tenemos más remedio que referirnos a la de El hijo de Saúl, que, en idioma magiar, se llama Saul Fia, un nombre sencillito comparado con las palabras húngaras que pueblan los créditos y que cuentan, algunas de ellas, con acentos de todo tipo, en algunas ocasiones hasta repetidos.

El Cinéfilo Ignorante teme que los créditos acaben siendo lo más llamativo de esta película. Tiene un pase que, al principio, la distorsión de imágenes, el juego con los planos difuminados, pueda convertirse en un reclamo incluso básico para mantener la ilusión de un espectador que ha venido a la sala de cine sabedor del apabullante palmarés de esta cinta: Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, Mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro de Hollywood y, entre otros laureles, nominada a mejor película de habla no inglesa de los Óscar.

¡Uf! Debe ser una maravilla... En la mente de algunos críticos. Pero, para ese iluso espectador, el abuso de esos truquis del principio pueden hacer aflorar el tedio y, lo que es más grave, la indiferencia. Vale que no le falta fuerza a la interpretación, pero, si esta termina centrándose en las caras de cabreo o en las miradas de soslayo en busca de culpables o chivatos, entonces se diluye el talento de los intérpretes hasta caer en la debilidad.

Nos gusta el tema histórico, nos gusta que se 

profundice en un suceso de sombra alargada como

es el conflicto en la retaguardia de la Segunda Guerra Mundial, nos apetece aprender sobre lo ocurrido en un país pequeño Hungría, que sucumbiera como tantos otros a la burlesca brutalidad del ejército del III Reich. O quizá esperamos demasiado.

En la última media hora de la cinta, un cambio de escenario trae algo de luz al lúgubre panorama de lo que antecede a esos treinta minutos. Pero... No es suficiente, sobre todo, cuando se trata de una ópera prima aplaudida en medio mundo por méritos aún por descubrir.

Mas hay gustos para todos. Apreciarán El hijo de Saúl los amantes de las películas técnicamente trabajadas, los incondicionales de la Segunda Gran Guerra, los coleccionistas de uniformes militares, los húngaros expatriados por todo el mundo, a los filólogos de lenguas germánicas y eslavas y, sin duda, los miembros pacíficos de la familia del director László Nemes así como a la del actor principal, pero que muy principal, Géza Röhrig, que ya va siendo conocido fuera de su casa a la hora de los Festivales de Cine.

¡Ah, que al Ignorante se le olvida asignar la ración de estrellas a este Hijo de Saúl! Da pena castigar a un largometraje con el trabajazo que costará hacerlo, ¿verdad? Pero es que hay que ganárselo, así que se va a tener que conformar con...
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