Cinéfilos curiosos

martes, 5 de enero de 2016

LA NOVIA (Paula Ortiz, 2015)

Esta es la primera peli que se comenta en Blogodecine y, por eso, da un poco de yuyu. Vamos a ello.

   Se acerca uno a ver La novia con críticas previas tan inusualmente elogiosas como las recogidas en esa página tan socorrida como es filmaffinity. Hélas aquí.
   Se acude a este film con la prevención que supone enfrentarse a una película española que, además, puede realzar tópicos muy de este país pues se trata de una adaptación de la pieza dramática Bodas de sangre de San Federico García Lorca, poeta que, por otra parte, merece toda la admiración
   Es decir: las expectativas no son muy altas.
   Finalmente, se trata de la primera obra que veo de la directora Paula Ortiz.

   Lo que gusta, viendo el film, es la elección de unos actores y actrices tan guapetones. Se goza con los acertadísimos primeros planos de los rostros de los protagonistas, encarnados por los bellezones Inma Cuesta y Álex García. De verdad que uno no sabe cómo se han resaltado esos ojazos y hasta precisos y preciosos lunares en tomas de pocos centímetros de piel. Pero, vamos, que esto pasa con casi todos los ojos y lunares que se ven a lo largo de los 93 minutos de metraje, en los que abundan las miradas intensas y las distancias muy cortas.
   Igualmente, se pueden disfrutar las escenas colectivas con bailes y movimientos en los que manda la estética.
   Por otro lado, la elección de escenarios, de difícil identificación geográfica, resulta más que acertada al estar dotados de un aire onírico que le transporta a uno a un lugar cuyo nombre quisiera localizar en los créditos finales pero que no logra distinguir una vez acaba la cosa.
   Además, opino queaunque no sea uno experto en las lides de la tecnología o, a lo mejor por eso mismo, los que podríamos considerar como efectos especiales, consistentes en cámara lenta, fundidos y cambios de planos gratamente sorpresivos son un verdadero placer para la vista.
   Y, para acabar, concedamos que la obra no se hace larga.

   Lo que gusta menos es la incapacidad, por parte tanto de guionistas como intérpretes, para reproducir la fuerza del texto lorquiano. A veces hay que esperar a que el guapo o guapa termine de recitar su parte con una dicción casi invariablemente forzada y con el pensamiento en sus cabezas parecido a un "Estoy declamando poesía que debe llevar un significado muy profundo". A lo que podría añadir "Pero no me entero muy bien de lo que estoy diciendo".
   Tampoco emociona, sino que, simplemente, aburre, el arrastrado principio de la película. De hecho, los primeros minutos garantizan un sueño reparador, necesario, por otra parte, para presenciar con mayor concentración el clímax de la historia.
   Reconozcamos que es difícil, muy difícil, alargar un suceso que, en sí, se hace demasiado corto para convertirlo en todo un largometraje mientras que, en un escenario, puede dar perfectamente el pego y emocionar con más facilidad y menos recursos.
   Y, para terminar, se cumple uno de los males endémicos del cine español de las últimas décadas: La Sobreactuación, a la que ya se ha aludido al mencionar la dicción forzada. Además, la mayoría de los personajes frunce de tal forma el ceño que se diría que a los pobreticos les va a doler el entrecejo después de las horas de rodaje.
   Este rasgo tan cinematográficamente hispano también contribuye a que los personajes ardientes aparezcan muy, muy, muy ardientes mientras que el que ha sido despojado de su honor tiene la desgracia de verse obrigado a poner una cara de pena que le llega más allá del suelo.
A la postre, lo que era de temer: es una historia mu sentía.

   Lo que llama la atención es la escasa presencia de música flamenca en la banda sonora y, aunque el cante jondo está muy bien, también son apreciables el esfuerzo y el logro de salirse del lugar común.

   Lo que hace gracia es que, en los créditos y también en la misma presentación del principio, parece que el film se llama La novia de Federico García Lorca. Con ese título, sí que se podría haber creado una ficción muy curiosa.

   Lo que no tiene arreglo y no sería tan difícil de resolver es la conveniencia de contratar a un dialectólogo (sí; eso existe y hasta es necesario) a fin de evitar esa mezcla de acentos de Valladolid, León, Sevilla y acentos meridionales mal disimulados. Con la riqueza lingüística de los pueblos de España, es una lástima que todavía se descuide este aspecto. Aunque no sé si también es por obra y culpa de los propios intérpretes.

   Les gustará, muy probablemente, a señoras de cierta edad originarias del sur de España, críticos de baile contemporáneo, guiris con vocación de hispanistas y convencidos del hecho diferencial español consistente en una pasión desenfrenada sentida por hembras y varones y que no se detiene ni siquiera el día de la boda fatal. 

Después de alguna duda que otra, se gana  Sobre un máximo de cinco estrellitas. Así que ¡salvada!
...Pero, después de repasar el primer texto de este blog de cinéfilos curiosos, no sé si dejarla en 3/4 ¿Alguien me pasa tres cuartos de estrella?